RECUERDOS
{Prepárate para una tierna y verídica historia de Amor y momentos inolvidables}
Todo comenzó el primer viernes de marzo de 2000, cuando una jornada de trabajo me deparó una sorpresa que el tiempo cambiaría mi vida en todos los sentidos.
Corría la mañana del viernes 3, y, como habitualmente hacía desde año y medio, me senté en mi puesto de tele-operador de Iberphone en el servicio de Internet para clientes de Iddeo-Servicom, Retevisión (en el Segundo Nivel),
en el Centro de Pozuelo, al que solía acceder andando, pues de mi casa tardaba unos 15 minutos.Eran las 7 de la mañana (mi turno era de 7 a 15h.) y tras coger mi casco de la taquilla y arrancar los programas y las bases de datos de los clientes, esperé a que comenzasen las llamadas o que los coordinadores me encomendasen alguna tarea distinta, como buscar por Internet alguna información, apoyar a la gente del Primer Nivel por si tenían dudas, suplantar a los "coordi" si éstos tenían alguna reunión, dar algún curso a las personas que iban a empezar en nuestro Departamento, ...
Cuando no había demasiado trabajo, como venía siendo lo habitual en los últimos días, los compañeros nos entreteníamos buscando apellidos extraños en Vantive (la principal base de datos de nuestros clientes, y encontrando Carratala, Cotrofe, Melindres, ...), haciendo críticas de nuestros partidos defendiendo a Rete (normalmente con "Metallica"), comentando alguna "chascarrilla" (comentario jocoso), bromas a otros compañeros (destaca la del sorteo de abono del Atlético para "Furby"), guiñol con la funda de los cascos por los puestos de trabajo, partidos de tenis (épico y memorable fue el que disputamos "Furby" y yo con un tanto muy polémico), fútbol o balonmano con los comunicados que habían quedado anticuados, multiconferencia entre nosotros, o actividades similares.La verdad que nos entreteníamos la mar de bien.
Daban más o menos las 9 cuando uno de los coordinadores me pidió que diese un curso "básico" de Conexión a Internet a seis chicas.Bueno, pues ya tenía ocupación hasta la hora de salida.Me dieron una pila de folios enorme con el contenido del curso, y otro tanto tenía cada una de las nuevas compañeras de trabajo esperando entenderlo cuando yo se lo explicase.
Después de ubicarnos para dar el curso al lado de uno de los jefes de los que dependíamos (y con el que jugaba al fútbol, llevándome bastante bien), me presenté y avisé a las compañeras que no se asustaran con tanto folio, porque aunque dicen que el saber no ocupa lugar, aquel manual sí que asustaba.A algunas les sonaba más que a otras de lo que íbamos a hablar, pero yo me esforcé porque lo entendiesen todas, incluso aquella chica de cara redondita que parecía ser la que menos "controlaba".Ellas también se fueron presentando por orden de derecha a izquierda:Aida, Yolanda, Vanessa, ...
Logrando un clima distendido, empecé el curso fomentando la participación y pretendiendo aclarar cualquier duda que pudiese aparecer.Obviamente, fueron apareciendo, siendo Aida la que más atenta parecía estar y la chica de la cara redondita la que tenía mayor cara de perplejidad.Con decir que cuando formuló en voz alta su primera duda resultó ser la que me acababa de preguntar otra de sus compañeras ...
De vez en cuando intercalábamos algún tema gracioso y así nos íbamos conociendo un poco más.En un momento dado me avisó el móvil de un mensaje entrante, y en cuanto pude saqué el móvil para leerlo.Para esos tiempos el Nokia 8810 era un móvil de gama alta (nunca he negado que me encantasen los móviles),
y a algunas de mis compañeras les encantó su color plateado y lo pequeño que era.Sin embargo, Yolanda prefería su Ericsson T-10 color ocre, y de hecho no le gustó nada el mío.En fin, hay gustos para todos (* recuérdese esta anécdota para más tarde).
Hicimos un descanso cuando creímos que habíamos estado bastante tiempo inmersos en el tema de la conexión a Internet.Lo cierto es que yo me había fijado en una de ellas:precisamente la de la cara redondita, y que fácilmente se sonrojaba, como cuando lo de la pregunta ya formulada.
Para desayunar yo solía subir a la Sala de No Fumadores de la 1ªPlanta con alguno de mis compañeros o amigos.Recuerdo perfectamente que ese día subí con Fran (apodado "Lecquio" por su look engominado y lo relaciones públicas).Le comenté cómo había ido la mañana con el curso y me preguntó si alguna de ellas estaba bien (en el sentido que todos entendemos).Yo le dije que había una que me parecía muy "maja".Su nombre era Yolanda (la verdad es que sólo recordaba su nombre y el de alguna más, como Vanessa).Al rato de estar tomando un Kit-Kat y una Coca-Cola Light (quitando la anilla roja que daba derecho a entrar en un sorteo de no recuerdo qué), mi desayuno habitual, por otra parte, aparecieron las seis chicas del curso para tomar también un tentempié.Aida, que había sido la más activa, y que me había puesto el mote de "Luis Enrique" por mi supuesto parecido, me llamó como tal y bromeamos un poco.El resto cogía sitio en una mesa cercana, salvo Yolanda que iba al lavabo antes.
Bajamos al cabo de unos 15´ al curso, y continuamos entre risas y seriedad hasta la hora de la comida, en la que resultaba tal vez cortante que fuera con ellas a comer.Tras los 20´ de rigor, una de las chicas sólo pensaba en dormir, o al menos eso era lo que reflejaba su cara y su postura en la silla.Llegados a la clase práctica, tras unas casi cuatro horas en total de teoría, el grupo se tuvo que dividir en dos para no "molestar" demasiado a los compañeros de trabajo del pasillo en el que íbamos a estar y donde a su vez se hallaban los ordenadores.Y aquí es donde retomo lo de la chica que se dormía, pues aunque acudíamos al pasillo primero un grupo (lógicamente de tres) y luego el otro, yo quería que la primera chica que iniciase la práctica llevando el ratón y assesorada por las otras dos, y lógicamente por mí, fuese ella,así que así se lo hice ver (más que nada para forzarla a prestar atención).El primer grupo "superó" la prueba.En el segundo turno venía Yolanda con dos de sus compañeras, y fue precisamente a ella a quien le "tocó" el control del ratón.Este segundo grupo también superó la prueba, sobre todo por el buen asesoramiento de las dos compañeras que no llevaban el ratón, porque la pobre Yolanda se puso demasiado nerviosa pese a su buena predisposición.
LLegados a las 3 de la tarde, hora de salida del trabajo, recogimos los correspondientes manuales y nos despedimos hasta el lunes (eso les habían dicho a ellas), porque aunque yo volvía el sábado (allí se trabajaba por turnos los 365 días las 24 horas), desconocíamos el horario definitivo de cada una de ellas y si ya sería algún coordinador el que siguiese con el curso, como después resultó ser.La valoración de ellas hacia el formador, es decir, hacia mí, había sido buena (según el test oportuno a rellenar tras cada curso impartido).
Digamos que éste es el que se puede llamar "EPISODIO I".
Para esta fecha de principios de marzo llevaba yo casi cuatro años ligado a una chica de la que había estado enamorado, y el tiempo había hecho que perdiese la mayor parte de las ilusiones con las que uno empieza con su pareja.No era una relación perfecta:yo creía dar mucho más de lo que recibía en el sentido sentimental, y siempre debe existir cierto equilibrio.El Amor que yo había sentido había comenzando a deslizarse, esta vez definitivamente, por una pendiente que conducía al desengaño, a la ruptura.He aquí cuando aparece la chica de la sonrojada cara redondita:YOLANDA.Ese fin de semana empecé a pensar mucho en ella, porque realmente me había cautivado desde el primer momento.
Tras el curso, el lunes ella había comenzado, junto con sus compañeras, a hacer escuchas a compañeros y después a atender a los clientes, incorporándose en el Departamento de lo que se llamaba EresMas,
en el pasillo de enfrente al mío.Enseguida empecé a llamar a los puestos del pasillo de enfrente para lograr hablar con ella.Una vez que lo conseguí y que Yolanda se desenvolvía sola cogiendo ella directamente las llamadas, le llamaba a su puesto (login:20626) y bromeábamos.Pronto empezamos a subirnos los dos a desayunar a la salita.En todo este tiempo los coordinadores me habían encomendado ayudar a la gente del Primer Nivel, entre las que estaban las nuevas, y, cómo no, Yolanda.Eso había hecho que aumentase el contacto entre las nuevas compañeras y yo.Volviendo a los desayunos, comenzamos a bromear con las anillas rojas de la Coca-Cola para el sorteo (señalar que nunca las llegué a enviar teniendo de sobra para ello), planteándose el conflicto de quererlas los dos (indicar que tampoco ella las envió).
Compartiendo los dos el mismo horario (de 7 a 15h.), coincidió que un día a la salida Yolanda, que no tenía clase esa tarde en la Facultad de Somosaguas, iba a acercar con su coche aVanessa (su entonces compañera de curso) a la estación de Pozuelo para que cogiera el Cercanías que le llevaba a Parla, y a mí me venía genial que también me acercase para ir a la Universidad de Vicálvaro (por entonces yo no tenía ni el carné).Como si fuese ayer, recuerdo que Vanessa montó delante y yo detrás en el Peugeot 106.LLegados a la estación, bajó ella y cuando me disponía a salir yo para tomar los dos el tren, a Vanessa se le ocurre decir, sabiendo que Yolanda vivía muy cerca de Vicálvaro, que yo iba me dirigía hacia allí, concretamente a la Universidad, y ésta enseguida me dijo que me llevaba.Pues nada, ocupé el sitio de Vanessa y empezamos a hablar hasta llegar a la Uni.Le dije que si quería no entraba a la primera clase porque ya era un poco tarde y tomábamos algo por allí cerca.Dicho y hecho.Fuimos al Mamapacha (local enfrente de mi Universidad) y pedimos un par de Coca-colas, siguiendo con la coña de las anillas y etiquetas para el sorteo "desconocido".Ella se puso mirando hacia la televisión y yo hacia la entrada.En esa hora hablamos de todo un poco, y confieso que aunque "apenas" la conocía, me apenó esperar a verla hasta el día siguiente en el trabajo, debiendo entrar en clase.Por la tarde seguía quedando con mi entonces novia, pero mi actitud era diferente, porque yo a veces me mantenía totalmente distraído pensando en mi nueva compañera.
Durante los días siguientes Yolanda y yo repetimos las tardes de conversación y conocimiento mutuos, si bien por la mañana procuraba pasar el mayor tiempo con ella, pues disfrutaba en su compañía.En el Mamapacha a veces nos daban las 7 u 8 de la tarde y nosotros como si nada, y era ella la que me avisaba que era tarde y que yo, como de costumbre, había quedado con mi novia.Yolanda no tenía pareja, cosa que me alegró verdaderamente porque aunque yo sí, veía un nuevo horizonte junto a ella.El tiempo se encargó de conocernos en profundidad y de ver que se nos olvidaba todo cuando estábamos el uno enfrente del otro.Confié en ella y le comenté mis problemas con mi novia y ella me comprendía.Empezábamos a intercambiar mensajes por móvil a todas horas, y cada vez se iban volviendo más esperanzadores a dar finalmente un paso que suponía una ruptura con todo.Organicé a la semana del "famoso curso" una salida con la gente de Internet (gente de los dos niveles, aunque yo tuviera más comunicación con el Segundo por estar en el mismo pasillo), principalmente encaminada a estar con Yolanda fuera del horario habitual de trabajo o del Mamapacha.Insistí a alguien para que viniese y convenciese también a Yolanda, porque llevando tan poco tiempo en la empresa le resultaba cortante.Con mi novia todo se volvía cada vez más monótono, y sólo pensaba en Yoli.Ese día ella no quería ir y yo ansiaba volver a ver a Yolanda.Finalmente mi novia se enfadó porque yo no cedía a no quedar con la gente del trabajo y estar con ella, con lo que al final me acompañó, y la consiguiente decepción tanto por mi parte como por la de Yolanda al verme llegar con ella, como después mismamente me confesaría.Apenas pudimos cruzar dos palabras porque el control por mi novia era férreo, y de esa noche sólo destacan tres momentos puntuales.
El primero fue cuando estando todos los que se decidieron a ir tomando algo en una cerveceria de la Plaza de Santa Ana, en Huertas, entré de nuevo a pedir otra cerveza (el local estaba lleno) y "casi sin querer" mi mano rozó el trasero de ..., sí, de Yolanda.Enseguida le pedí perdón y lo tomamos a risa.Momento que aún hoy recordamos con gracia.
El segundo fue cuando tras un par de cervezas , Yolanda se separa del grupo aún enfrente de la cerveceria y se queda contemplando el mítin que estaba dando Mario Conde en medio de la Plaza.Yo, pendiente de ella, me quedó mirándola y comprendo que aunque sus ojos miran a la multitud, en realidad está distraída.Es en ese momento cuando la veo más guapa que nunca.Empiezo a sentir que me estoy enamorando y que todo va a ser muy difícil.Entonces me acerco a ella y le comento que si le gusta Mario Conde.Efectivamente, estaba ausente.Después vuelta a la normalidad del grupo.
Y el último momento fue cuando, ya de madrugada en otro local, Yolanda tenía un mechero en su mano y al pedirle que me lo enseñase, mi novia (a mi lado) me lo quita y se lo devuelve.Fin definitivo de todo posible acercamiento esa noche a Yoli.
De vuelta al trabajo, y habiéndola pedido perdón por la actitud de mi novia, hablamos del tema y quedamos en repetirlo de otra forma, bien.La frase más repetida y con razón por parte de Yoli era:"Muy mal, muy mal".
Para "compensar" decidí invitarla a comer en un restaurante "simpático" de la Calle Orense.Salimos a las 3 del trabajo y nos fuimos en su coche hacia allí.Los dos teníamos bastante hambre, pero fuimos muy mirados a la hora de pedir y comportarnos en nuestra primera comida juntos.No nos privamos de nada, porque incluso tomamos unos tubitos (que llaman allí, y que son licores servidos en tubos de cristal bien fresquitos).Recuerdo que Vanessa llamó en la comida al móvil de Yolanda para ver qué tal iba todo (ella ya sabía que yo le gustaba a Yoli), y cuando ésta le dijo que todo muy bien y que estábamos tomando sangría, se puso colorada (al parecer Vanessa le preguntó si yo había pedido la sangría para emborracharla y aprovecharme de ella).Luego la propia Yolanda me comentó que lo pasó "fatal" comiendo las espinacas al querer darme una grata impresión.
Entrada la semana siguiente, Yoli me regaló una cinta dedicada de Luis Miguel (que aún guardo como oro en paño) con canciones muy románticas que empezamos a escuchar al salir del trabajo por la tarde en su coche en la Avda. de Europa de Pozuelo.A ella le encantaba este cantante y alguna vez que había hablado con ella me decía que le estaba escuchando.Hizo una recopilación con los temas que más le habían cautivado y me la regaló.¿Tal vez para cautivarme?A mí ya me había cautivado.En uno de los numerosos mensajes que intercambiamos me mandó una frase muy significativa y que cobró importancia hasta el punto de ser la canción elegida tras el banquete de nuestra futura y esperada boda:"Voy a apagar la luz..." (para pensar en tí).
Un día de esa semana, y "luciendo" ella unos bolis de colores raros en Rete, me dijo que me traería uno, y así fue, y aprovechando que en una de sus "visitas a mi puesto" me dejó un cabello, lo guardé dentro del boli rosa, como aún hoy permanece después de dos años..
Otro u otros de los momentos inolvidables de aquellos días era cuando nos despedíamos.Siempre era ella la que se preocupaba en que no llegase tarde a mi cita con mi novia, como ya dije, pero cuando nos íbamos a despedir siempre nos mirábamos a los ojos y nos dábamos dos besos en cada mejilla.Una tarde, entrada ya la tercera semana de conocernos, estuvimos juntos y a las 7:30 había quedado con mi novia en la consulta de un dentista en Moratalaz para quitarle las muelas del juicio.Para aprovechar al máximo el estar juntos habíamos pasado toda la tarde en el mismo Moratalaz, jugando al futbolín y al Trivial de máquina en un local de allí, con el cuidado de no dejarnos ver demasiado.Era la hora (me la había recordado Yoli) y volvimos hacia su coche para despedirnos.En lo alto estaba mi novia mirando para otro lado y nos dimos dos besos rozando las comisuras de nuestros labios, y un "¿Nos vemos mañana?" salió de nuestras bocas.Ese momento (recordando la canción de Luis Miguel del mismo título) nos hizo ver que "EL BESO" era cuestión de tiempo.Por la noche los mensajes entre móviles eran más reveladores que nunca, demostrando la ansiedad por vernos la tarde del día siguiente (los dos librábamos y tampoco teníamos clase), la tarde del viernes 24 de marzo.Dos días antes yo había hecho 4 años con mi novia.
Yoli siempre decía que los suspiros eran besos insatisfechos.Ahora pienso que tenía toda la razón del mundo mundial, y aunque científicos de todo el mundo han estudiado este fenómeno, todavía no lo han encontrado explicación posible (como diría Manolito Gafotas).
La tarde del viernes 24 de marzo era soleada y agradable.Yoli y yo habíamos quedado a las 5 en frente del Bar Salamanca, en la zona de Juan Bravo.Aunque otras veces que nos habíamos visto confieso que tenía nervios, esos nervios que te consumen por dentro pensando en qué pasaría si ..., y si sucede ..., y si resulta que ..., pues bien, esos nervios ahora eran pura duda.Dicen que "la duda es más cruel que la peor de las verdades".Es una frase genial.
Yo iba con tiempo, porque no es muy agradable hacer esperar a nadie, y menos a una persona que en muy poco tiempo se había convertido en alguien muy especial para mí.El tren y el Metro cumplían sus horarios y mi cabeza sólo maquinaba como saludar a Yoli.Los mensajes y su forma de comportarse conmigo me hacían pensar que tenía posibilidades de cambiar nuestra relación, de aumentar esa relación de amistad.¿Un beso o dos besos?Obviamente mi preocupación no era el número de besos, sino la importancia del lugar donde debía darlos.No me atrevería a besarle en los labios, porque pese a todo seguía teniendo novia, que ya se había dado cuenta "que me estaba perdiendo".
Calle Maldonado, Juan Bravo.16:56 h., frente al Bar Salamanca.
Recorro toda la calle en dirección al lugar fijado y Yoli ya se encuentra esperándome.Tan guapa como siempre, veo que su cara redondita me sonrie al acercarme.LLego a ella y mis labios se unen con los suyos mientras nos abrazamos.Ni una palabra y sólo un sentimiento repleto de felicidad:Amor.Y todo con una sorprendente naturalidad.
Entonces todos los temores y nervios desaparecen.Sólo pienso que ese beso es un sueño.Quién iba a pensar que ese beso había materializado el primer sueño sobre el que los dos juntos construiríamos todos los demás.
Esa tarde yo era la persona más feliz del mundo.Sentía que alguien me quería como nunca, sentía que le importaba a Yoli, sentía que acababa de abrir la puerta más importante de mi vida, la que me podía dar paso a una nueva vida.
No parábamos de darnos besos, de bromear, de acariciarnos, ... El tiempo se escurría entre muestras de cariño.En el Bar Salamanca jugamos al billar y al Trivial, y cuando dieron las 7:30 el sueño se difuminaba.Había quedado a esa hora con mi novia en la Puerta del Sol, y no me apetecía nada.Era como bajar de una nube, de un sueño, y volver a la agobiante realidad.
Con Yoli todo era muy diferente, y aunque sólo era "el primer día", ninguno de los dos pensamos que "lo nuestro" iba a quedar ahí.Naturalmente, ahora restaba dejar todo claro, tanto para mi novia como para Yolanda.Mi desilusión con mi novia era tan patente que cualquiera la podía percibir.Iban a ser unos días muy duros para mí en el sentido de tener que romper con una persona con la que llevaba 4 años (viéndonos a diario) y empezar con otra a la que conocía de 3 semanas atrás.Yo lo tenía claro: prefería "arriesgarme" a ser feliz a ver caer en picado la desilusionada relación que actualmente sostenía y que se había tambaleado y se tambaleaba tal vez demasiado.
Las personas vamos llegando a unas edades en las que la madurez domina el comportamiento habitual, y creo que Yolanda y yo sentimos que ese Amor que entre nosotros había nacido era sincero y maduro.¿Y entonces?
Ésa era la cuestión: ¿y entonces?¿Cómo ser lo más sensible posible a la hora de romper una relación?¿Qué plazo debo tener para dejar las cosas claras?¿Qué palabras utilizo para hacer menos daño?¿Utilizo la verdad pese a todo o procuro herir lo mínimo, aunque sé que de todos modos va a doler?
Lo cierto es que todo se ve de distinta forma según uno lo quiera mirar."Dos vidas en un instante" (película protagonizada por la estupenda Gwyneth Paltrow) resume el hecho de las dos situaciones (aunque realmente no son exactamente las que a mí se me planteaban).¿Qué pasaría si siguiese con mi novia?¿Qué futuro tendría con Yolanda?¿Y si nunca la hubiese conocido?¿Y si ella no viese lo nuestro con la misma ilusión de estabilidad que yo?¿Sería capaz de dejar a mi novia?Seguramente ésta era la pregunta que más se hacía Yoli.
Día a día me desquiciaba más.No era capaz de dar un desenlace suave, un fin "ligero" a mi novia.Ella decía que sería un pequeño bache, y yo por mi lado era incapaz de decirla que estaba encontrando la felicidad en otra persona.Incapaz.No quería hacerla daño, pero se lo estaba haciendo igualmente.Me preguntaba si había "otra", y yo temeroso respondía que no, por no hacerla sentir culpable, pero realmente la culpa la teníamos los dos (no viene a cuento aquí el mencionar el daño que ella me había hecho desde la primera semana y las ilusiones que yo siempre había puesto, dando muchas oportunidades;daba mucho más de lo que recibía, recuérdese el justo equilibrio).
Pasaban los días: tres, cuatro, cinco, ..., y se juntaba ya el decir "No puedo seguir contigo" a mi novia y la lógica impaciencia por parte de Yoli de estar conmigo, de no tener que compartirme si realmente yo la quería a ella.
A las dos semanas aproximadamente, Yoli seguía viendo que aunque yo deseaba estar con ella todo el tiempo no lo dejaba definitivamente, añadiéndose el que las amigas y compañeras le aconsejaban que tuviese cuidado, en el sentido de que 4 años con una persona es mucho tiempo y arriesgarse por una nueva amiga era complicado (se unía a esto alguna experiencia desagradable de Yoli con algún chico).Que no se hiciera ilusiones era la tónica general de las recomendaciones, y yo, por el contrario, le estimulaba a soñar con ilusiones comunes.Algunas de esas personas le habían dicho que yo no sería capaz de dejarlo, y el tiempo parecía darles la razón.
Pero poco después, el que aquí les escribe decidió romper definitivamente con su novia para volver a soñar, pero esta vez de verdad.Yolanda, Yoli, era mi principal motivo de felicidad, y así quise también que ella lo fuese más que nunca.
Aún hoy es la primera idea con la que me levanto, porque hemos ido forjando muchos sueños, y sólo en nuestras manos están.
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